domingo, noviembre 26, 2006

La política como carrera empresarial

El político como el primer empresario del ayuntamiento, promoviendo negocios, giras, atrayendo capitales, ¡vengan, pasen y vean!, hiperactivo, nunca se queda quieto, va con la tijera en bolsillo para cortar cintas de inauguraciones. Ojos saltones de posible hipertiroidismo o hiperactividad o que se le pasó la blanca.
Allí está, es o fue un modelo votado, que consigue reelecciones, que goza del poder de la ubicuidad, no hay lugar donde no lo encontremos, como el dios de los diez mandamientos. A la gente por el momento le interesa poco si tiene a todos sus hermanos metidos en los negocios que el ayuntamiento genera; más allá de alguna envidia que no suma a la hora de pensar el voto. Pero que al fin y al cabo, es de ley, que también tanta prosperidad beneficie a sus genes.
Modelo de político que le debe mucho a Reagan, a Tachter y a la hegemonía de un estilo de vida que parece decir: mientras más tienes, más cerca de dios estás.